His Servant Jesus

Seinen Knecht Jesus

Der Gott Abrahams und Isaaks und Jakobs, der Gott unserer Väter, hat seinen Knecht Jesus verherrlicht; ihn habt ihr ausgeliefert und habt ihn verleugnet vor Pilatus, als dieser ihn freisprechen wollte. (Apostelgeschichte 3,13)

Als Petrus anfing der aufgeregten Menschenmenge zu predigen, verknüpfte er zwei Gedanken miteinander. Zuerst sprach er von dem Gott Abrahams, Isaaks und Jakobs. Damit meinte er den Gott Israels, wie Er in den hebräischen Schriften beschrieben wird. Dann verknüpfte er damit einen zweiten Gedanken: Dieser Gott hatte einen wundervollen Messias, den Petrus Seinen Knecht Jesus nannte.

His Servant Jesus

– Wir bewundern, dass Petrus den Fokus auf Jesus hatte. Das Tolle an seiner Predigt ist, dass sie nur um Jesus ging – nicht    um Petrus oder um irgendetwas, das er tat, sondern nur um Jesus.

– Wir bewundern, dass Petrus Jesus einen herrlichen Titel gab: der Knecht des Herrn. Das erste, das Petrus über Jesus in seiner Predigt sagte, lenkte die Aufmerksamkeit darauf, dass Jesus der vollkommene Knecht des Herrn war, der Eine, über den in Passagen wie Jesaja 42 und 52,13 – 53,12 gesprochen wird.

– Wir bewundern den wundervollen Titel von Jesus: Knecht.

Jesus, wahrhaftig Gott und wahrhaftig Mensch, ist eine Person von unendlicher Herrlichkeit. In Johannes 21,25 steht, dass, wenn irgendjemand die Werke Seiner Güte und Macht aufschreiben würde, die Welt dieses Buch nicht fassen könnte! Es gibt so viel Gutes über Jesus zu sagen. Wenn du Ihn mit einem Wort beschreiben solltest, was wäre es? Hier in Apostelgeschichte 3 wählte Petrus das Wort Knecht.

Jesus diente in Seinem Leben und in Seinem Tod. Er sagte in Markus 10,45: Denn auch der Sohn des Menschen ist nicht gekommen, um sich dienen zu lassen, sondern um zu dienen und sein Leben zu geben als Lösegeld für viele.

Petrus nannte ganz deutlich, wer Schuld hatte an Jesu Tod. Pilatus, der römische Statthalter, wollte Ihn gehen lassen, doch der jüdische Mob bestand auf Jesu Kreuzigung (Johannes 18,29-19,16).

Das heißt nicht, dass das jüdische Volk allein für den Tod Jesu verantwortlich war. Die Römer – Heiden – waren es auch. Die Römer hätten Jesus nicht ohne den Druck der Juden gekreuzigt, und die Juden hätten Jesus nicht ohne die Hilfe der Römer gekreuzigt. Gott stellte sicher, dass beide, sowohl Juden als auch Heiden, schuldig waren an Jesu Tod. Es war keine politische Intrige, die Jesus ans Kreuz brachte; es war unsere Sünde. Wenn du wissen willst, wer Jesus ans Kreuz brachte, schau mich – oder dich selbst im Spiegel an.

Bemerke den Kontrast. In Gottes Einschätzung ist Jesus der erhobene Knecht, der Jahrhunderte vorher in den hebräischen Schriften verheißen wurde. In der Einschätzung der Menschen war Jesus so wenig wert, dass Er ausgeliefert und verleugnet, gefoltert und gekreuzigt wurde.

Wie schätzt du Jesus? Erkenne Ihn heute als Gottes herrlichen Knecht – der der Menschheit dient, indem Er Sein Leben gab.

 

Better Than a Testimony

Mejor que un testimonio

Mientras el cojo que había sido sanado tenía asidos a Pedro y a Juan, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón. Al ver esto Pedro, habló al pueblo: «Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho andar a éste? (Hechos 3:11-12)

Un hombre había sido sanado espectacularmente en el lugar más publico de Jerusalén, y pronto se reunió una multitud. El cojo que había sido sanado tenía asidos a Pedro y a Juan, pero no porque no se podía parar solo. Después de todo, ¡había sido sanado! Tal vez se aferró a ellos por gratitud o por miedo y sorpresa. Cuando todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos, el hombre que antes era cojo probablemente no sabía qué pasaría después.

Better Than a Testimony

Pero Pedro sabía. Al ver esto Pedro, habló al pueblo. Pedro se aprovechó de tener la multitud reunida. Sin embargo, sabía que el milagro en sí no había atraído a nadie a Jesús, simplemente había despertado interés. Aunque el pueblo estaba atónito, todavía no habían confiado en Jesucristo.

Este podría haber sido un buen momento para un servicio de sanación. Ya que un hombre cojo había sido sanado, Pedro podría haber dicho: “¿Quién más quiere la sanación de Jesús?” Pero Pedro no dirigió un servicio de sanación.

Pudo haber sido un buen momento para un servicio de testimonio, porque el hombre sanado ciertamente tuvo una gran experiencia. Los testimonios son maravillosos, pero incluso un testimonio asombroso no es en sí mismo el evangelio, las buenas nuevas de la salvación de Dios en Jesucristo. Las buenas nuevas son el mensaje de Dios sobre quién es Jesús y lo que hizo para rescatarnos, especialmente lo que hizo en la cruz y la tumba vacía. Un testimonio es la historia de la obra del evangelio, no el evangelio en sí. Pedro no dirigió un servicio de testimonios.

Pedro sabía que la multitud necesitaba escuchar el evangelio de Cristo Jesús y necesitaba un llamamiento al arrepentimiento y la fe. Dado que el hombre sanado aún no sabía lo suficiente para compartir el evangelio, Pedro fue el que habló.

Pedro negó que la sanidad se debiera a su poder o piedad. Muchos evangelistas o predicadores hoy en día que nunca declararían sanar por su propio poder todavía dan la impresión de que la sanidad ocurre porque ellos son tan espirituales o muy piadosos. Pedro sabía que todo era de Jesús y nada de él.

Pedro sabía que la fe que salva no viene al ver u oír de milagros, sino que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17). Tu testimonio es maravilloso, alabado sea Dios por ello. Las obras de poder de Dios son maravillosas y las celebramos. Pero dejemos que la palabra de Dios y las buenas nuevas de Cristo Jesús sean el centro de nuestro mensaje a un mundo perdido y necesitado.

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