Hacer lo correcto de la manera incorrecta
Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? (Hechos 4:5-7)
Solo unas pocas veces en mi vida me he presentado ante un juez o ante gente enojada con autoridad. He estado en la corte por algunas multas de tráfico en una ocasión, en la corte de reclamos menores, pero nada demasiado estresante. Es difícil para mí imaginar lo que Pedro y Juan sintieron en este momento.
El aire estaba lleno de estrés y tensión cuando se presentaron ante todo tipo de funcionarios y autoridades:los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y muchos de la familia de los sumos sacerdotes. ¡Dos humildes discípulos de Jesús acusados y examinados ante todas estas personas importantes!
En 1521, cuando Martín Lutero defendió sus enseñanzas en la Dieta de Worms, se presentó ante algunas personas intimidantes: Carlos V, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. También había 24 duques; 30 arzobispos, obispos y abades; 7 embajadores y nuncios papales. En total, 206 personas de rango juzgaron a Martín Lutero. ¡Imagínese ser juzgado por tanta gente importante!
En Hechos 4, los hombres importantes preguntaron a Pedro y a Juan:¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? Fue como si dijeran: “Este milagro está claramente más allá de su poder, entonces, ¿quién fue realmente el responsable de esto?”
Podemos decir que en sí misma, esta era una pregunta perfectamente legítima. Juntos, estos hombres importantes eran los guardianes de la fe judía. Era natural y apropiado que se preocuparan por lo que se enseñaba en el monte del templo. Si alguien estaba difundiendo mentiras peligrosas o engaños, era su trabajo detenerlos.
El problema no estaba en su investigación, sino en cómo la hicieron. La hicieron con intimidación y amenazas en lugar de una búsqueda honesta de la verdad. Nadie está más allá de la rendición de cuentas, y no estuvo mal que llamaran a Pedro y a Juan a que rindieran cuentas por todo el alboroto en el monte del templo. Pero la forma en que se llama a alguien a rendir cuentas marca una gran diferencia.
Estos hombres importantes también estuvieron equivocados con respecto a lo que hicieron con los resultados de su investigación, como lo mostrará el resto de Hechos 4.
Quizás esta semana usted sea responsable de investigar algo o pedir cuentas a alguien. Si es así, hágalo, pero tenga cuidado de hacerlo de la manera correcta, sin tácticas de intimidación deshonestas y sin falta de interés por la verdad.
Tal vez esta semana usted sea investigado por otra persona o llamado a rendir cuentas. Si es así, mantenga sus ojos en Jesús y responda con sinceridad y osadía, tal como lo hicieron Pedro y Juan.
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